Por: Hernán Jorge Pérez
La víctima de la traición se sintió arrebatada por la indignación y tramó venganza. Clavó su mejor puñal con toda su furia sobre el pecho de su victimario.
Cuando yacía en el suelo y el último suspiro escapaba de su boca, comprendió que tanto en la traición como en el suicidio, víctima y victimario son la misma persona.
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